Ella no tuvo compasión,
lo envió directo a la muerte,
lo convenció de alejarse de todo y de todos,
lo condujo a sus últimos días como pordiosero ilegal.

No conoció a los nietos, frutos de una relación de adolescentes sin cabeza.
No volvió a ver a su familia nunca más.

Ella con su porte de mujer de Dios,
de mujer correcta,
de esposa abnegada,
de abuela abnegada,
de ejemplo a seguir.

Ella está condenada a vivir con eso... hasta el fin de sus días

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