A que me conozcas, sin opiniones previas, sin chismes, ni comentarios venenosos, que no desistas de mirarme y que pares de juzgarme sin tratarme, sin explorar con tus preguntas al ser profundo que hay en mi.

Te reto a que dejes de mirarme con los ojos de maldad, de persona de mundo, de superioridad, quiero que bajes la mirada y me conozcas tal cual soy.

Te reto a que dejes de creer lo que crees que soy, a creer lo que han dicho que soy. No soy lo que pensaste la primera vez que me viste.

Te reto a que me lleves por tu mundo de maravillas, de horrores, de traumas, de asuntos inconclusos, de los 7 pecados capitales que seguro cometiste y sigues cometiendo cada día de tu vida.

Te reto a que dejes de pretender que te importo, si ni siquiera me hablas. Que dejes de pretender que no te importo, porque sé que me miras sin quererlo.

Te reto a que no te humilles ni me humilles, que me quieras como te quiero, que te calmes cuando te digo que te quiero, que comprendas lo que quieren decir mis palabras desordenadas.

Te reto a que cuando me hables no lo hagas con palabras vacías y estúpidas, que te sumerjas más allá de lo obvio y que no te canses de contarme con detalles tus problemas, que para algo somos lo que somos.

Te reto a que me retes... para ver quién puede más... si mi ego, tu orgullo, mi razón o tu corazón.