ayer...
no pude postear. las lágrimas no me dejaban ver el monitor ni el teclado.
ella también miente, ella lo sabe todo, lo de antes, lo de ahora. él mentía y yo se lo permitía, ahora que sé que ella lo sabe, se lo debo permitir a ella también. tengo seguir actuando como quien no sabe nada. jugando nuestro (su) juego favorito, el juego de la sociedad (¿o será suciedad?). el juego que siempre me enseñaron, una versión libre de "a mal tiempo buena cara".
seguiremos siendo al familia ejemplar. nadie podrá decir nada de nosotros. somos tan perfectos como la obra de Miguel Ángel, o como el último modelo de la casa Mercedes Benz. somos lo que la sociedad venera, lo que apoya y lo que aplaude. un montón de secretos maquillados, o mejor dicho, enmascarados. somos lo que somos pero nadie sabe lo que hacemos.
seguiremos siendo al familia ejemplar. nadie podrá decir nada de nosotros. somos tan perfectos como la obra de Miguel Ángel, o como el último modelo de la casa Mercedes Benz. somos lo que la sociedad venera, lo que apoya y lo que aplaude. un montón de secretos maquillados, o mejor dicho, enmascarados. somos lo que somos pero nadie sabe lo que hacemos.
5:12 p. m.
Ay, cuanto misterio...
Las mentiras pesan. Algunas son livianas, pero una encima de otra hacen que pese mucho.
Cuestión de sopesar si merece la pena decir la verdad.
5:17 p. m.
sus mentiras no creo que sean livianas... y me han dicho que lo que hacen es omitir... pero para el caso, me han hecho el mismo daño, me han dolido... y sólo impulsan mi deseo de irme lejos, de no volver
7:39 a. m.
que te pasa amigo Gus!?