tú y yo, él y ella.
Todos en la misma casa, en la misma ciudad, en la misma mesa, pero en sitios, totalmente diferentes.
Ella y él, escondidos en mentiras, en polímeros y en gimnasios, en la misma cama, pero no en el mismo sitio, en mundos diametralmente opuestos, en fantasías donde ella no está y en fantasías donde él aparece como su príncipe azul, su salvador, su Ken. Atrapados en la rutina de la no-rutina, de actos sociales no cumplidos e invitaciones a festejos que nunca asistirán. Conversaciones insípidas que acaban siempre en un abrazo y en un te quiero. En un beso comprometido, mas no deseado, repetitivo y ya sin gracia.
Tú en el trabajo, en él, aquél al que le repetiste ojalá más veces que las veces en que pienso irme al lugar donde mi mente habita. Él, el segundo él, exigiendo algo, insípidamente, como su persona, y todo relatado según ella, la primera, que no fuiste instruida a hacer. Con tu vida rutinaria, peor que la rutina de los besos de él y ella. Crees que eres feliz, pero creo que confundiste la definición con la de la palabra cómoda.
Yo, aquí, acostado, viendo tv, posteando algo, quizás, sin sentido, aburrido, soso, sin rima, sin alegría, sin entusiasmo... con mi rutina imaginaria, pensando en que no estoy donde mi cuerpo está en el segundo que escribo esta oración.
Ella y él, escondidos en mentiras, en polímeros y en gimnasios, en la misma cama, pero no en el mismo sitio, en mundos diametralmente opuestos, en fantasías donde ella no está y en fantasías donde él aparece como su príncipe azul, su salvador, su Ken. Atrapados en la rutina de la no-rutina, de actos sociales no cumplidos e invitaciones a festejos que nunca asistirán. Conversaciones insípidas que acaban siempre en un abrazo y en un te quiero. En un beso comprometido, mas no deseado, repetitivo y ya sin gracia.
Tú en el trabajo, en él, aquél al que le repetiste ojalá más veces que las veces en que pienso irme al lugar donde mi mente habita. Él, el segundo él, exigiendo algo, insípidamente, como su persona, y todo relatado según ella, la primera, que no fuiste instruida a hacer. Con tu vida rutinaria, peor que la rutina de los besos de él y ella. Crees que eres feliz, pero creo que confundiste la definición con la de la palabra cómoda.
Yo, aquí, acostado, viendo tv, posteando algo, quizás, sin sentido, aburrido, soso, sin rima, sin alegría, sin entusiasmo... con mi rutina imaginaria, pensando en que no estoy donde mi cuerpo está en el segundo que escribo esta oración.
Él y tú, tienen más en común que los acentos de las palabras, ella y yo, más que el sonido de la "ll" y la "y". Eso creo que será tema de algún post todavía no pensado. Buenas Noches