Me conformé con estar solo, con ser medianamente feliz, o por lo menos estar tranquilo, sin problemas de índole social, ni emocional, sólo con una deuda con fecha fija de saldo... con pensamientos inundando mi cabeza, tantos proyectos inconclusos y ni siquiera empezados, tantas cosas nuevas que quiero hacer, tantas cosas viejas que quiero acabar, tantas personas nuevas que quiero conocer, tantas personas viejas que quiero olvidar, tantas situaciones extrañas que quiero experimentar, tantas rutinas y manías difícil de arrancar de mi esencia, de mis raíces. Tantas donaciones que quiero hacer, por supuesto que no económicas, tantas alegrías que quiero compartir, tantas tristezas que quiero ocultar.

Me conformé con no salir a la calle, con esperar por lo que no llega, por acostarme temprano para que el día nuevo llegue más rápido, esto sin pensar que cada día que pasa, nunca lo voy a recuperar. Con trabajar y ocupar mi mente y mi cuerpo, con no dejar espacios libres, con utilizar los pocos segundos de total ociosidad en pensar en el futuro y sonreír, sin saber si por caprichos del destino, nada de lo que pienso ocurrirá y/o en caso de ocurrir... salir todo al revés.

Me conformé con admirar realidades virtuales, celebridades y personalidades, con maltratar de manera cruel a quien pueda y quizás sentirme superior, sin ni siquiera serlo. Con llenar mi ego de banalidades, con cosas superfluas, con sinsentidos, con mentiras, con consolarme de situaciones ajenas y desgracias alejadas de mi cuerpo. Con saciar mi imaginación, llenarla de momentos de vidas prestadas, observadas en el cine o en la comodidad de mi casa.

Me conformé con callar todo lo que sé de mucha gente, lo que también sospecho y lo que me llega a los ojos (gracias al MSN Messenger) y a mis oídos (gracias a los buitres de mi sociedad chismosa, de la que soy miembro pasivo).

Me conformé con bailar encima de los altavoces de la Discoteca, de bailar al ritmo de la música, de transportarme a otro sitio. Con ver la mirada atónita de las niñas con los síndromes de Zara/Mango/Benetton/D&G/... que luego siguieron mis pasos, al ver que el chico popular, encargado de la revista de moda, se unió a mi baile. Me conformé con inhalar el humo de todos los que fuman menthol, menthol light, rojos, light,...

Me conformé con escribir y desahogarme, por tragarme los sinsabores de mi adolescencia, de mi niñez, de mi estado fetal. Me conformé con haber vivido una vida de retrato (o de video) que muchos envidiarían por la falta de oficios y conocimientos prácticos (lo admito: no sé planchar, no sé cocinar, no sé barrer, no sé hacer ningún oficio del hogar...).

Me conformé con 3 meses en Barcelona, me conformé con regresar a terminar lo que una vez empecé, me conformé con estudiar algo que sólo me dará un chance de lograr lo que aparentemente me gusta hacer. Me conformé con ser amistoso pero cauteloso, con hablar mucho, con estudiar poco, con sacar buenas calificaciones (al mejor estilo de Maquiavelo), con no decir nada de mi a pesar de hablar mucho, con ser contradictorio e incoherente, con ser másdramático de lo recomendado por el doctor, con ir contra los grandes, con ser testarudo y nasal (sí, mi voz es NASAL, necesito ir a donde un coach a que me enseñe a hablar). Con mirar de manera frenética, con pensar antes de actuar y repensarlo antes de irme a dormir.

Me conformé con estar haciendo algo que no me encanta, me conformé con vivir en una ciudad con mente de pueblo, me conformé con co-existir contigo...

me conformé... y soy medianamente feliz.