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La psicología de la felicidad


La psicología de la felicidad
José Miguel Gómez


El motivo de un ser humano, después de existir, es de seguir existiendo; con sentido de utilidad, de trascendencia y apegado al equilibrio psicosocial, capaz de armar un proyecto de vida.
Diríamos que muchos viven, pero no existen, actúan, pero no trascienden, tienen, pero no disfrutan, comparten pero no aman, rezan, pero no creen. Para vivir bien, hay que pensar bien; se tiene que armonizar el ingreso y el estado de conciencia, el espíritu y la pasión, permitiendo que fluya la autenticidad. Es decir, ser como se es, fidelidad total.

La cotidianidad está preñada de estresores psicosociales, económicos, y de limitaciones que le problematizan la existencia a cualquiera. Pero más daño reciben aquellos y aquellas que no han aprendido de manera sabia y funcional a manejar sus propias limitaciones, sus carencias y sus debilidades, sus vacíos y su soledad.

Hoy las calles están llenas de personas coléricas, aburridas, conflictivas e impulsivas, toxicas, perversas e intolerantes. Pero lo que más abundan son personas insatisfechas, en el orden económico, de pareja, social, en el amor, en lo existencial. Para la felicidad se educa, se cultiva, se aprende a través de modelos de vida, donde las motivaciones, la beneficencia y el amor por los demás hacen un existir sin trampas, sin odio, sin resentimiento, sin culpas, sin envidia, sin perversidades sociales.

La psicología de la felicidad lleva a las personas a tener varias razones de vida, donde los buenos ratos y el bienestar no son las únicas razones para reír; es más que eso, se aprende a flotar en la tempestad, se duerme tranquilo en el conflicto, en el dolor, el alma se aliviana para acomodar el espíritu y fortalecerle aún más. Cada quien y cada cual debe trabajar por su felicidad, aprender a ser capitán de su barco, saberlo dirigir a puerto seguro. Es decir, saber con exactitud, hacia dónde se quiere ir y quiénes le acompañarán.

Las personas felices viven en cualquier lugar, no importa el estatus, si son solteros o casados, simplemente disfrutan lo que hacen, con quienes comparten y se apoyan en la fuerte razón de la voluntad, el amor, la fe y la esperanza de vivir, como es, de creer en lo que se hace, sin dañar a los demás. Sencillamente llegar a ser parecido a uno mismo.

“La psicología de la felicidad”